Esta semana el Vaticano se está reuniendo con los obispos irlandeses para hablar sobre el tema de los sacerdotes pedófilos y los casos de abuso sexual de menores en Irlanda. Esta noticia tiene un aspecto negativo y otro positivo. Primero veamos la vertiente negativa y dejemos la parte positiva para disfrutarla mejor en un segundo momento. Primero, que el Vaticano convoque a los obispos irlandeses para un diálogo sobre el escándalo de los sacerdotes pedófilos y los abusos sexuales en Irlanda es algo realmente indebido, porque le falta el respeto a los obispos. Lo es, no porque el tema amerite la atención y el diálogo, sino porque tal convocatoria representa una especie de paternalismo. Los obispos no son niños inmaduros incapaces de reunirse como Conferencia nacional episcopal para deliberar y proceder sobre el asunto. La convocatoria de los obispos a Roma también los reduce a ser representantes del Papa en su país, como si fuesen funcionarios del Vaticano. Cuando se ejerce la autoridad
Carlos Ramos Mattei