“No piensen que vine para abolir la Ley o los Profetas: yo no he venido a abolir, sino a dar cumplimiento. Les aseguro que no desaparecerá ni una i ni una coma de la Ley, antes que desaparezcan el cielo y la tierra, hasta que todo se realice. El que no cumpla el más pequeño de estos mandamientos, y enseñe a los otros a hacer lo mismo, será considerado el menor en el Reino de los Cielos.” (Mateo 5:17s) Uno tiende a pensar: ¿En qué quedamos? ¿Hay que cumplir con lo que dispone el Deuteronomio, Números, etc.? ¿Tendremos que ponernos a sacrificar bueyes, etc.? A continuación de la cita anterior sobre el cumplimiento de la Ley, Jesús nos dice: “Y si tu mano derecha te hace pecar, córtatela y arrójala. Más te vale perder una sola parte de tu cuerpo, y no que todo él vaya al infierno.” (Mateo 5:29) Desde los primerísimos tiempos del cristianismo hasta ahora, no se ha sabido de alguien que tome tales palabras al pie de la letra. Aunque sí, hay una excepción: Orígenes. Se trata de uno
Carlos Ramos Mattei