De seguro no irá a la cárcel y es triste que todavía sigan apareciendo casos de irresponsabilidad episcopal frente a las denuncias de sacerdotes que cometen abusos sexuales. De todos modos el susto es lo suficientemente fuerte como para enviarle un mensaje claro a los demás obispos del mundo. El obispo Robert Finn de Kansas City (Missouri) ha sido acusado por un gran jurado de no haber denunciado un caso de abuso sexual de uno de sus sacerdotes, a pesar de haber tenido conocimiento del asunto durante meses. Es muy probable (me parece) que sea hallado culpable pero que reciba una sentencia suspendida. Se trata de un sacerdote que no sólo abusaba sexualmente, sino que también fotografiaba a sus víctimas en una especie de pornografía infantil. El caso fue denunciado a la diócesis, pero el obispo le permitió al sacerdote seguir en funciones con el resultado de que más víctimas cayeron en sus manos. Como sería de esperarse ya el obispo Finn alegó ser inocente y declaró que no
Carlos Ramos Mattei