Ya terminaron las representaciones de la Pasión. Los soldados romanos colgaron sus armaduras y las Verónicas también guardaron sus mantos. Las cruces se pusieron a resguardo hasta el año que viene y en una esquina de la entrada del templo quedó la urna de cristal con el Cristo del Santo Entierro, eternamente sangrante y pálido. Durante las pasadas semanas la cuaresma estuvo presente para los fieles, de muchas maneras. Durante las próximas semanas el tiempo pascual no estará tan presente. Si no fuese por las rúbricas litúrgicas obligatorias, quién sabe, ni se sabría que hemos entrado en el periodo de celebración pascual, también de 40 días, igual que la cuaresma. Esos cristos dentro de la urna de cristal del Santo Entierro habían desaparecido de los templos católicos. Hace una década o algo más que los han vuelto a poner. Lo interesante es el motivo para eso. Desde el punto de vista de la jerarquía mayor (el Vaticano) hay que restaurar esas devociones populares que los teólogos d
Carlos Ramos Mattei