Ya estamos cerca de llegar a la cifra de 7 mil millones de habitantes en nuestro planeta.
Ver, por ejemplo, http://www.bbc.co.uk/mundo/noticias/2011/10/111026_creciente_consumo_poblacion_cr.shtml.
Estamos llegando al punto que Thomas Malthus predijo, cuando la población crece a un ritmo tan acelerado que ya no es posible producir suficiente alimento para todo el mundo. La producción alimentaria sigue un ritmo de progresión aritmética y nunca podrá alcanzar a ser suficiente frente a la progresión geométrica del aumento poblacional.
Durante un tiempo se argumentó que en la práctica la teoría malthusiana no aplicaba. Si bien es cierto que el aumento poblacional va a un ritmo más acelerado que la producción de comida, también es posible aumentar el ritmo de la producción agrícola y de la industria de los alimentos.
Por un momento eso pareció ser cierto, sobre todo con la "revolución verde" de los años 60 y 70, cuando se produjeron nuevas especies de arroz, por ejemplo, que no necesitaban tanta humedad y que rendían mucho más que las variantes tradicionales.
Pero a la larga el tiempo le vuelve a dar la razón a Malthus. Desde los años 90 ya no se produce suficiente comida para todo el mundo. Es decir, si fuese posible repartir por partes iguales la producción de comida a todos los habitantes del planeta, la cantidad disponible no sería suficiente para todos. La producción mundial de alimentos se queda corta desde entonces.
Va llegando el momento en que el planeta ya no puede sostener la cantidad de humanos. Somos como los parásitos que se alimentan del ser vivo en el que se sostienen y a veces se multiplican tanto que llegan a matarlo. Si la tierra muere morimos todos con ella.
La cantidad de oxígeno no es ilimitada, tampoco. Se anticipa el día, no tan lejano, en que nos falte el oxígeno. Ya el agua escasea seriamente. Entre tanto el calentamiento global, provocado por nuestro consumo desenfrenado, está provocando unos cambios climatológicos desastrosos para los humanos.
Es nuestra responsabilidad, promover el control poblacional y la planificación familiar mediante métodos legítimos. El mismo problema del aborto se obvia con el uso de medios anticonceptivos (si no hay concepción para comenzar, no hay cuestión de pensar en abortos). Es una irresponsabilidad condenar ciegamente todo esfuerzo por la limitación de la tasa de nacimientos, sobre todo en los países en vías de desarrollo económico.
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