La Conferencia Episcopal Española ha expresado su preocupación por la secularización según informa el sitio del Testigo Fiel (18 de julio de 2019).
Los párrafos y apuntes que siguen no son un intento de criticar, ni de sentar cátedra. Son un ofrecimiento para continuar el diálogo sobre un tema que al momento no tiene solución aparente. Van en sintonía con el comunicado de la Hermandad obrera de Acción Católica (HOAC) al final de sus cursos de verano en Salamanca.
Independientemente y aparte de los criterios religiosos, la realidad es que el desarrollo económico de los pueblos ha producido un desastre ecológico de gran magnitud. Nuestras prácticas nos han convertido en un cáncer para la vida del globo de la tierra como organismo vivo.
Han desaparecido muchas especies. Los seres humanos también estamos en la lista de las especies en vías de extinción, una vez que la contaminación de la atmósfera y la temperatura de la tierra llegue a unos niveles insostenibles para nosotros. Nuestro futuro podría ser igual que el de los dinosaurios.
Desde comienzos del siglo 20 el Vaticano se opuso a la modernidad y a la modernización de los pueblos. Pero no es que ahora vamos a decir que tuvieron la razón los católicos que denunciaron la secularización. La posición del catolicismo romano no resultó de un verdadero examen del tema, libre de prejuicios entremezclados con dogmas religiosos.
Otras iglesias, como los evangélicos ultra derechistas de los Estados Unidos, han sido aún más ciegas. En su empeño por integrar la pseudo ciencia del «creacionismo» en los textos de biología en las escuelas algunos evangélicos llegaron al absurdo de fundar sociedades para defender al modo «científico» la tesis de que la tierra en realidad es plana. A las malas la ciencia tendría que estar de acuerdo con la Biblia.
Esto me recordó los siguientes párrafos y apuntes del 2008.
* * * *
La secularización se da con el desarrollo económico de los pueblos.
En los pueblos secularizados la vida diaria y la religión se divorcian. La religión y la política también se divorcian. Las grandes celebraciones colectivas con sus expresiones de pueblo se divorcian de la religión, como en las Navidades.
La secularización no es algo que los pueblos escogen, como tampoco escogen pertenecer a la economía global y la realidad de la globalización. Por eso nadie es responsable de la globalización. Nadie es responsable de que necesitemos respirar oxígeno. Nadie es responsable de la secularización.
España, Francia, Italia, dominadas por la Iglesia, creyeron poder rechazar la modernidad y la realidad es que no la pudieron evitar, junto con la secularización o el “laicismo” como también le llaman los tradicionalistas religiosos. No es que uno puede evitar el aire contaminado por las fábricas. Tampoco se puede evitar la realidad de la industrialización.
* * * *
La secularización y la modernidad van de la mano. La secularización implica que el horizonte de vida en los últimos siglos ha cambiado. Ahora nuestras vidas se desarrollan en un marco de indiferencia hacia lo religioso, aun si personalmente somos personas de fe. Antes, los nobles, los trabajadores y los patronos espontáneamente daban por sentado la consideración de criterios religiosos al momento de tomar decisiones. Ahora el criterio religioso no se tiene en cuenta. El criterio religioso no es un tema de discusión en las campañas políticas o en las reuniones de los banqueros, por ejemplo. Un policía no se acuerda de Dios al momento de emitir un boleto de multa por una infracción a la ley. Cuando uno se enferma, uno no llama al sacerdote, sino que va al médico.
Adúltera antes de morir apredeada. |
Lo que ha sucedido no se puede explicar por la reducción a una sola causa. El modo laico de ver las cosas que ha desplazado el anterior modo religioso no es el resultado solamente del progreso de la ciencia. Tampoco deriva solamente de los cambios económicos que va de un mundo agrario a un mundo industrial y luego a un mundo post industrial. No deriva solamente del cambio en los esquemas sociales y políticos, con el surgir de la democracia y el declinar de las monarquías, el protagonismo de “los de abajo” y la decadencia de “los de arriba”.
Sobre todo, la manera laica de ver el mundo no ha sido el resultado de una decisión caprichosa, subjetiva. Tampoco ha resultado de unas voluntades débiles que se dejaron arrastrar por sus pasiones descontroladas. Los cambios en la economía de los países, por ejemplo, dependen más de la independencia de la actividad económica y de los nuevos inventos para facilitar y mejorar la producción de bienes y servicios, que de la decisión consciente de personas egoístas, codiciosas o avaras.
Un ejemplo de ese error, de imaginarse que la secularización es el resultado de unas voluntades subjetivas, lo encontramos en el “creacionismo”. Su punto de partida es la idea de que la teoría de la evolución de las especies es una “mera teoría” que puede ser contrarrestada con otra “teoría”. Es decir, que la teoría de la evolución de las especies equivale a una opinión que puede ser rebatida con otra opinión. En ese caso no habría que argumentar a partir de observaciones experimentales, porque tanto vale una opinión como otra. En todo caso lo que le dará peso a una opinión será la lógica y no el trabajo científico. Por eso los creacionistas no se preocupan con la investigación del “trabajo de campo” (fieldwork).
El creacionismo pretende contrastar la teoría evolucionista con la teoría de la existencia de Dios y el principio explicativo del “diseño inteligente” de lo creado. Pareciera curiosamente que la teoría del diseño inteligente de los creacionistas está más emparentada con el deísmo del siglo 18 (que repudiaba la religión, todas las religiones) que con la fe en la Providencia divina de un Dios que no se limita a diseñar solamente.
Entre tanto los creacionistas están muy activos como movimiento social y político dentro de diversos estados de los Estados Unidos. Buscan conseguir que se legisle a favor de imponer “tiempo igual” a su teoría cuando se enseñe el tema de la evolución de las especies en las escuelas. El astrofísico Adrián Melott de la Universidad de Kansas fundó en son de chanza la Flat Earth Society, pidiendo por su parte tiempo igual para la “teoría” de que la tierra es plana.
La realidad es que no es lo mismo la “teoría” de cualquier tema (en el sentido de una opinión) y la “teoría” científica. La teoría de la relatividad de Einstein no es una mera teoría (opinión). Lo mismo podemos decir de la teoría de la evolución de las especies. Un error típico consiste en discutir lo que Darwin escribió, como si no se hubiera investigado más dentro de este campo científico desde sus publicaciones.
Sin embargo, el Papa Pío XII seguía denunciando las teorías evolucionistas en su encíclica Humani Generis, a comienzos de la década de 1950. Uno de los temas de más discusión en el Concilio Vaticano II y hasta hoy día, es el tema de la evolución de los dogmas (ver La evolución de los dogmas, Newman). Hasta el Concilio la Iglesia sostuvo la invariabilidad y permanencia de la verdad y, por tanto, de los dogmas.
Claro, el error de los creacionistas y de otros como ellos ha sido el de asumir que la ciencia consiste de unos dogmas también, igual que la religión. Pero lo que distingue a la ciencia no son sus enseñanzas, sino su método de trabajo. Lo que se descubre con ese método no es mera especulación caprichosa.
Siempre es cierto que, del modo que ahora veremos, la ciencia es enemiga de la religión y eso ha sido un elemento del horizonte de secularización en la modernidad. Es un hecho que confiamos más en la medicina que en la imposición de manos de un sacerdote. Una vez dentro de esa mentalidad es sólo un paso a descartar al sacerdote por completo.
La aspirina es una blasfemia: va contra la voluntad de Dios. Equivale a la rebeldía de Satanás. |
Siempre quedan remanentes de la visión religiosa (lo que en sociología se explica como “cultural lag” o rezago cultural) como el caso de los Testigos de Jehová, que rehusan las transfusiones de sangre. ¿Tendremos que decir que el catolicismo representa un rezago cultural? Es en este sentido que también se sintió la urgencia de un aggiornamento con el Concilio.
Que nos hemos quedado sin Dios en el horizonte de nuestra vida pública no es una opinión; es una realidad. Dios no causa las desgracias, ni la buena suerte (hasta las casualidades más irracionales se pueden explicar por…el cálculo de probabilidades, inventado desde el siglo 17). Ya no se necesita la hipótesis del alma si confirmamos el origen químico y neuronal de nuestros impulsos, estados de ánimo, las mismas ideas.
Nuestra tierra, vemos, es un pequeño planeta en las márgenes (ni siquiera en el centro) de una inmensa galaxia que a su vez acompaña a un sinnúmero de otras galaxias y estrellas. Estamos en la tierra como en una isla perdida en el océano y antes pensábamos que esta isla era el ombligo del mundo y que había sido creada por Dios al modo de un jardinero que planta un bello jardín y que luego de Adán y Eva decide dejar a los residentes del jardín que sigan ahí, aunque en condiciones precarias.
Ya ni siquiera podemos imaginarnos como los soberanos de la creación (al estilo del libro del Génesis en la Biblia) cuando caemos en cuenta de que podría suceder que estamos aquí por casualidad, igual que los dinosaurios y que algún día también podemos desaparecer, igual que ellos, mientras el planeta sigue con su actividad natural. Resulta irónico que quizás las cucarachas nos sobrevivan.
* * * *
En la modernidad la totalidad de la vida humana se ha construido fuera del marco de la religión, de la fe. La realidad de Dios no está operante en los criterios de vida. Cuando los trabajadores han ido a huelga en los últimos doscientos años, no han invocado criterios bíblicos para la reivindicación de sus reclamos.
Cuando hoy día se invoca el criterio bíblico, como en el caso de los evangélicos extremistas de los Estados Unidos, se le ve como algo extraño a la vida diaria. Las verdades de la fe no han sido refutadas. Más bien se han vuelto irrelevantes.
Uno no escoge vivir al modo secular como tampoco escoge comer. Uno no escoge la perspectiva antropocéntrica. Ese es el error del subjetivismo moderno, con el que se pretende atacar la misma modernidad. Uno no asume una perspectiva en su manera fundamental de estar en el mundo. Uno más bien se encuentra ya instalado en una perspectiva, en el modo fundamental de estar en el mundo. Ya nos descubrimos instalados en la perspectiva antropocéntrica.
A partir de esta reflexión es que Dietrich Bonhoeffer, por ejemplo, planteó la necesidad de hablar de Dios de una manera no religiosa.
La manera religiosa de hablar de Dios no tiene sentido dentro de la perspectiva secular o laica, en que nos encontramos ya instalados. Cuando Bonhoeffer fue arrestado por los nazis, ellos no le entendieron y por eso su testimonio de mártir a manos de la maldad moderna representada en el estado totalitario de los nazis, pasó desapercibido – excepto para los cristianos.
Monumento a Bonhoeffer |
Y esto mismo es lo que uno se pregunta, si es que no hay modo de hablar de Dios fuera del marco de la religión. Porque es un hecho que los pastores que visten al modo secular y que predican en templos construidos al modo secular no inspiran el mismo atractivo que las iglesias tradicionalistas católicas o bizantinas. En Puerto Rico los católicos siguen siendo mayoría (sobre todo si incluimos las iglesias de tradición igualmente católica como la iglesia episcopal y la iglesia metodista) frente a las iglesias no católicas.
Un 30% de los puertorriqueños pertenecen a las iglesias protestantes, incluidos los pentecostales. Esto no significa que el resto de los puertorriqueños sea católico, pero no es arriesgado estimar que los católicos practicantes superan el 30% de la población. En países no católicos como Estados Unidos e Inglaterra hasta hace una década, hoy los católicos ya han llegado a ser mayoría.
Claro, no hay duda que los pentecostales, por ejemplo, representan un proselitismo exitoso en la atracción de adeptos. Pero a su vez, igual que los católicos, representan un mundo distanciado de la perspectiva naturalmente laica de nuestro tiempo.
Entonces, por lo pronto pareciera que en términos teóricos urge la necesidad de un modo no religioso para hablar de Dios, aunque en términos prácticos pareciera que no hay tal necesidad, visto el éxito, por ejemplo, de los pentecostales y el canal de televisión EWTN de la Madre Angélica. Es un éxito como los espejismos en el desierto. Representa comoquiera la estridencia de una minoría.
* * * *
La teología anteriormente se caracterizaba por las definiciones dogmáticas y las condenas. El Concilio Vaticano II adoptó el punto de vista del misterio de la salvación, la historia de la salvación, el misterio litúrgico, la evangelización misma, la Iglesia como comunidad del encuentro con Dios. La Revelación es un evento que se da cada vez que la comunidad se reúne, actúa, reza y piensa como comunidad en nombre del Señor.
Anteriormente para la Iglesia como institución del Vaticano una tarea importante era poder establecer adecuadas relaciones diplomáticas con los gobiernos. Así fue desde el Edicto de Milán en el siglo 4, con el que Constantino el Grande avaló al cristianismo e inició el cesaropapismo. Es en este sentido que algunos padres conciliares y otros teólogos del Concilio llegaron a decir que Vaticano II puso fin a “la era constantiniana”. Ahora no es tan importante mantener unas relaciones diplomáticas con los gobiernos, aunque eso sigue siendo necesario. Pero ahora es más importante echar adelante la tarea de evangelizar los pueblos a través de las comunidades cristianas (a veces denominadas “comunidades de base”). Ahora la Iglesia echa su suerte con los pobres, antes que con las clases dirigentes.
(Ver el documento de la 2ª Conferencia del episcopado latinoamericano en Medellín, Colombia, en 1968: http://www.vicariadepastoral.org.mx/5_celam/2-medellin/medellin_01.htm.)
* * * *
Hasta ahí los apuntes de 2008. Aparte de algunos detalles de madurez, no había ido mucho más allá de lo que aprendí allá por 1965 cuando Dietrich Bonhoeffer y la teología de la muerte de Dios estuvo de moda en los Estados Unidos.
Todavía no sé qué significa hablar de Dios al modo secular.
Pero creo que es urgente plantearnos qué figura debería tomar el progreso de los pueblos dentro del marco de una preocupación por la ecología y el ambiente. Habría que reformular todo lo que propuso SS Pablo VI en su encíclica sobre el progreso de los pueblos (puede verse en http://w2.vatican.va/content/paul-vi/es/encyclicals/documents/hf_p-vi_enc_26031967_populorum.html).
Ya SS Benedicto XVI señaló la necesidad de desarrollar una teología en torno al tema del medio ambiente. «Si queremos paz, protejamos el medio ambiente,» dijo en el 2010 (ver http://w2.vatican.va/content/benedict-xvi/es/messages/peace/documents/hf_ben-xvi_mes_20091208_xliii-world-day-peace.html).
Una verdadera teología de la liberación deberá por tanto incluir el tema del progreso económico en una sociedad por el bien de los pobres, teniendo en cuenta el medio ambiente.
Hay pecados más graves que los asesinatos en defensa propia y los abortos obligados. Hay pecados por omisión, como no tomar en cuenta el medio ambiente. Igual de pecaminoso es buscar el bien de los pobres sin pensar en los procesos prácticos, lo que los militares también llaman la logística; el algoritmo para los nerds.
Ahora en Puerto Rico es pensable la república como liberación del coloniaje. Fácilmente nuestra historia puede seguir siendo la misma, la misma de Cuba entre 1900 a 1959. Esperamos que no terminemos en la historia de Cuba 1959 al presente. No necesitamos un Daniel Ortega, un Chávez, un Maduro.
Pensemos de manera positiva. Para comenzar, a ver si tenemos idea de cómo organizar una sociedad de manera que haya justicia social y respeto al medio ambiente… No es asunto de ser idealistas. Es asunto de ser prácticos, como lo fueron Jefferson, Hamilton y Franklin en 1789.
El mismo año de promulgar la constitución de los Estados Unidos, ese agosto, los franceses proclamaron la Declaración de los Derechos del hombre. (Hoy diríamos "de todo ser humano".)
Jefferson, Hamilton y Franklin reconocieron que se les había pasado esa al preparar la Constitución. Pero no se amilanaron. Por eso es que la carta de derechos de la constitución de los EEUU, el Bill of Rights, aparece como las primeras diez enmiendas.
Jefferson, Hamilton y Franklin reconocieron que se les había pasado esa al preparar la Constitución. Pero no se amilanaron. Por eso es que la carta de derechos de la constitución de los EEUU, el Bill of Rights, aparece como las primeras diez enmiendas.
Esa es la democracia: ser idealistas; pero también tener leyes que permitan corregir los errores.
Cuando el presidente se mete en un hoyo sin remedio, como Johnson en 1866 y Nixon en 1974, se les pide la renuncia y se les sustituye sin más. Si insisten, el pueblo decide en las urnas.
Si el pueblo se equivoca, ya habrá otra oportunidad.
En otros países el pueblo paga los errores de los gobernantes y el único modo de cambiar las cosas es a tiro limpio… hasta unos años más tarde.
Comentarios