Ir al contenido principal

Domingo 14, Tiempo Ordinario, Ciclo C

Duccio di Buoninsegna, siglo 15

En el evangelio de hoy Jesús designa a 72 discípulos para que vayan a las aldeas de Galilea y anuncien que el Reino de Dios está cerca. Les dice que vayan de dos en dos.
Al ir a la Biblia de Jerusalén para ver este pasaje, uno descubre que es algo así como una repetición de Lucas 9,1ss.

Ahí se nota algo así como las costuras de la composición original del evangelio. Es posible que Lucas, o el compilador, se encontró con dos versiones recibidas en la tradición de las primeras comunidades. Propongo esto sin ser especialista y sin haber consultado la literatura.

Cuando Lucas —o el copista posterior— se encontró con dos versiones de igual prestigio, posiblemente decidió dejarlas las dos «por si, o por no», como dicen en el campo. El hecho que son básicamente el mismo cuento en dos versiones con pequeñas variaciones le presta credibilidad a la narración.

Dicho eso, podemos ahora reflexionar. Nótese que lo mismo en el capítulo 9 (Jesús envía los «apóstoles», los Doce), que en el capítulo 10 de Lucas (la versión del evangelio de hoy, en que envía los 72 discípulos) Jesús los envía de dos en dos, a anunciar el Reino de Dios.
La misión principal es anunciar la Buena Noticia, que el Reino de Dios ha llegado.

No los envía a bautizar, a casar, a administrar sacramentos.

¿Esto es defender ideas protestantes? No; es simplemente observar lo que encontramos en la narración de la vida de Jesús según lo encontramos en los evangelios, el catecismo de los primeros cristianos.

En el capítulo 9 de Lucas Jesús le da poder a los apóstoles para curar. En el capítulo 10, los discípulos vuelven maravillados, porque hasta los demonios se les someten. Jesús les dice que les ha dado poder para caminar sobre serpientes y escorpiones y poder para vencer todas las fuerzas del enemigo.

Cuando Jesús los envía y luego los recibe a la vuelta, no hay una ceremonia de «órdenes sagradas». Basta creer, tener fe; creer que el Reino de Dios que Jesús anuncia verdaderamente ha llegado y salir a los caminos de la misma manera, a anunciar esa buena noticia.

Podemos pensar que esto fue lo que sucedió con los apóstoles y discípulos en los tiempos posteriores a la resurrección. Quedaron insuflados por el bautismo del Espíritu y salieron al anuncio de la llegada del Reino, con el testimonio de la resurrección de Jesús, el primero que volvió a la vida del reino de los muertos.

Hoy día podemos decir que ese es el sentido de ser cristiano y del sacerdocio de todos los fieles. "…vosotros sois 'linaje elegido, sacerdocio real, nación santa, pueblo adquirido,' para anunciar las alabanzas de Aquel que os ha llamado de las tinieblas a su admirable luz." (I Pedro 2,9)

Igual que Israel fue –y es– "un reino de sacerdotes y una nación santa" (Éxodo 19,6) así también los cristianos son un pueblo de sacerdotes que como pueblo de Dios anuncia que el Reino está con nosotros.



El lector también puede ver estos apuntes del 2016.

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Pablo, Marcos y Bernabé

Rafael Sanzio, San Pablo predicando en Atenas El 11 de junio se celebra la fiesta de San Bernabé. Se dice que Pablo pudo evangelizar a los gentiles "a través de la puerta que abrió Bernabé". Luego de su conversión, Pablo vino a Jerusalén, pero no fue bien recibido por los hermanos, que no se fiaban de él por haber sido perseguidor de cristianos. (Hechos 9:26–28) Bernabé fue el que buscó a Pablo y entró en conversación con él, desarrolló amistad con él, y lo trajo a la comunidad de los demás hermanos, consiguiendo que confiaran en él. Pablo, Bernabé y Juan Marcos se fueron juntos en un viaje de evangelización. Pero a mitad de camino Marcos se separó de ellos y se volvió. (Hechos 13:13) Los Hechos de los Apóstoles no dan la razón que hizo que Marcos retornara. Es posible que fuese algo completamente normal y explicable. Pero también pudo ser el resultado de un buen altercado con Pablo, que de seguro era bastante fogoso. En una ocasión más tarde Pablo y Bernabé...

Domingo 10 del Tiempo ordinario, Ciclo B

Isaac Van Osten, El paraíso . Adán y Eva están a la distancia, derecha. La primera lectura para este domingo está tomada del libro del Génesis, capítulo 3, versículos 9 al 15. Narra el momento en que Adán y Eva se esconden entre la maleza cuando Dios llega paseándose por el Edén como un hacendado que voltea la finca. Dios los llama y ellos le dicen que tienen miedo a salir porque están desnudos. De inmediato Dios sabe que comieron del fruto prohibido.  El fruto prohibido no fue una manzana, porque en la región de Iraq (donde tradicionalmente se ubica el Edén) no hay manzanas. Eso recuerda la representación de Jesús como un alemán de ojos claros y cabellos rubios. Pero eso no es importante, porque lo importante es el punto del relato. Dios puso una regla y los seres humanos desobedecieron.  Cuando Dios reclama, cada uno se canta inocente. Adán le echa la culpa a Eva; Eva a la serpiente.  De inmediato surgen puntos a meditar. En el Edén no hubo taquígrafo, s...

Las tentaciones de Jesús (en Viernes Santo)

Gustave Doré,  Jesús abandona el Pretorio Al final de la cuaresma vale recordar el comienzo. En el primer domingo de cuaresma el evangelio nos refiere a las tentaciones de Jesús en el desierto. En cuanto hombre esas tentaciones de seguro acompañaron a Jesús durante toda su vida mortal. Con más razón estarían con él al momento de la Pasión y la crucifixión.  En el Jesús tentado somos todos tentados y por eso todos participamos en el triunfo de Jesús. Las tentaciones de Jesús son nuestras tentaciones también. Todavía más serio que el ser tentado por las debilidades del cuerpo, de nuestra biología, están las tentaciones al orgullo, la vanidad, la posibilidad de retar y cuestionar a Dios. La primera tentación de Jesús en el desierto fue la de convertir las piedras en pan, cuando sintió hambre. Sí, fue un asunto de sentir la debilidad del propio cuerpo. Pero el asunto representaba algo más complicado. Pienso que se trata del orgullo del poder, de la vanidad. “Yo ...