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DOMINGO 21, TIEMPO ORDINARIO, CICLO C -- 2019

La puerta ancha y la puerta estrecha



«Es más fácil para un camello pasar por el ojo de una aguja, que para un rico entrar el reino de los cielos,» nos dice Jesús hoy en el evangelio.
Esto es como decir: los ricos no entrarán al Reino. Dígale esto al pastor Font y los demás como él que predican el «evangelio de la riqueza». Dígaselo a los obispos y cardenales que piensan que deben vivir como príncipes.
Pero comencemos con el análisis de las palabras del evangelio.
Como otras equivocaciones que introdujeron unos monjes en el siglo 7° (siendo como eran «extranjeros» desconocedores del helenismo y gente de poca cultura) un monje irlandés del siglo 8° se inventó el falso dato (hoy día le llamamos fake news, como cuando publican noticias falsas sobre Carmen Yulín) de que en Jerusalén había una puerta estrecha por donde los camellos de las caravanas casi no podían pasar. 
He escuchado el cuento de la puerta llamada «el ojo de la aguja» en Jerusalén, como si fuera lo último descubierto por los investigadores de la Biblia. 

Jesús exageró en su género literario de imágenes, cuentos y parábolas. Así, en Mateo 7,3: «¿Cómo es que miras la brizna que hay en el ojo de tu hermano, y no reparas en la viga que hay en tu ojo?». Está claro que Jesús habló de manera que pudiese subrayar el punto que le quería hacer llegar a su audiencia. Eso de «una viga» en el ojo no se puede tomar en sentido literal; pero entendemos. Lo mismo, con el ojo de la aguja y el camello.

Más importante que eso, sin embargo es el tema del anuncio del Reino de Dios. Lo que está en juego es poder estar en condiciones de ser admitido al Reino. Jesús ha llegado y anuncia: el Reino ya está aquí. 

–¿Estoy preparado para el Reino? –preguntarían. Y entonces volverían a preguntar– ¿Me admitirán en el Reino?
Jesús les habla como el que les orienta y les aconseja. Como si fuesen jovencitos sin idea de lo que uno hace para ir a la gala, a la recepción.
Entró el rey a ver a los comensales, y al notar que había allí uno que no tenía traje de boda…
–Mateo 22,11
Todas sus obras las hacen [los fariseos] para ser vistos por los hombres…. El mayor entre vosotros será vuestro servidor.…¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que cerráis a los hombres el Reino de los Cielos! Vosotros ciertamente no entráis
–Mateo 23,5ss
Guardaos de los escribas, que gustan pasear con amplio ropaje y quieren ser saludados en las plazas, ocupar los primeros asientos en las sinagogas, y los primeros puestos en los banquetes
–Lucas 20,46


El Reino de Dios está aquí. Para entrar al círculo exclusivo de los cristianos es necesario ser desprendido, no ser apegado a las riquezas. Tampoco hay que ser pretencioso ni buscarse ventajas y primeros puestos. Cosas así. 

Peregrinos rumbo a la Meca. National Geographic, siglo 19.

Y mira que llegan de todas partes, nos dice Isaías en la primera lectura de este domingo, para reintegrarse, todos los judíos de la Dispersión, en el nuevo Israel. Y nosotros, los no judíos, también tenemos un espacio reservado.



El lector puede ver también mis apuntes del 2016 para este domingo.


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