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Domingo 33 del Tiempo Ordinario, Ciclo B

 

En el evangelio de hoy vemos el Juicio Final

La primera lectura está tomada de Daniel 12,1-3. Dice que «se levantará Miguel» y «Entonces se salvará tu pueblo». Miguel es el ángel protector del Pueblo escogido, «el gran príncipe que se ocupa de los hijos de tu pueblo», Israel. Su aparición por tanto anuncia la salvación de su pueblo. El Juicio Final será motivo de alegría para los justos, porque los enemigos del Pueblo santo de Dios serán ajusticiados. 

La segunda lectura, tomada de la carta a los Hebreos 10,11-14.18, nos dice que Cristo, sumo sacerdote ya «Con una sola ofrenda ha perfeccionado definitivamente a los que van siendo santificados»; «donde hay perdón, no hay ya [necesidad de] ofrenda por los pecados». 

Esto es, que los cristianos no tienen que temer el Día del Juicio de Dios. Son los malvados los que deben temer. 

En el evangelio Jesús anuncia el Día Terrible del Señor cuando «verán venir al Hijo del hombre sobre las nubes con gran poder y gloria; enviará a los ángeles y reunirá a sus elegidos de los cuatro vientos, desde el extremo de la tierra hasta el extremo del cielo». Jesús no habla de que habrá castigo, pero sobreentendemos que así será, a partir de la primera lectura. Pero los cristianos no tienen que temer ningún castigo. 

Hay predicadores que se disfrutan proclamar el castigo de los pecadores. Esa no fue la actitud de Jesús, que siempre expresó compasión y anunció la alegría del perdón incondicional del Padre como en la parábola del hijo pródigo.

Para los cristianos el anuncio del final de los tiempos (que para cada uno puede ser la muerte) es motivo de alegría, porque finalmente podremos llegar al encuentro feliz con el Padre.

Invito a ver mis apuntes de años anteriores, un tanto extensos (oprimir sobre el año): 2015, 2018, 2021



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