En el evangelio de hoy vemos el episodio del óbolo de la viuda
En la primera lectura encontramos una viuda y en el evangelio encontramos otra viuda. Ambas son mujeres generosas.
Todavía en muchos países las mujeres dependen de sus maridos para su sustento. Quedarse viuda y con hijos puede ser una tragedia. De ahí la referencia constante desde los primeros cristianos de atender a las viudas y a los huérfanos.
En ambos casos, en la primera lectura (1 Reyes 17,8-16) y en el evangelio (Marcos 12,38-44) vemos a dos mujeres viudas que, a pesar de su condición de pobreza, son gente humana de buen corazón. Así es como deben ser los cristianos.
En la primera lectura vemos la viuda de Sarepta que socorre al profeta Elías a pesar de ella estar para que la socorrieran.
En el evangelio encontramos una viuda que echa dos monedas insignificantes en la colecta del templo. Eran monedas sin valor para los demás, pero que para ella valían mucho, en medio de su desamparo.
Pertenecer al Reino de Dios lleva a que uno se olvide de sí mismo para pensar en los demás. Pero tampoco hay que ser ciego. Es lo que le sucedió a Iris Chacón cuando descubrió que el pastor se estaba construyendo una piscina con el diezmo que ella le daba.
Más de un pastor y reverendo y cura se aprovechan de las viudas ricas para esquilmarlas y con eso demuestran que no son cristianos; ni tan siquiera son gente decente.
«Cuídense de los escribas, a quienes les gusta pasearse con largas vestiduras, ser saludados en las plazas y ocupar los primeros asientos en las sinagogas y los banquetes; que devoran los bienes de las viudas y fingen hacer largas oraciones. Estos serán juzgados con más severidad», dice Jesús en el evangelio de hoy.
Esto recuerda el evangelio del domingo pasado, cuando un escriba demostró conocimiento de la verdad de las Escrituras, al que Jesús le dijo, "No estás lejos del Reino de Dios". No basta con conocerse el catecismo, o ser un pastor o un cura revestido de "santidad".
Así es como entendemos que los pobres heredarán el Reino de los cielos. No se trata de pobreza material, sino de sencillez de espíritu. Por eso es que el Reino es de los que se hacen como niños.
A pesar de nuestras necesidades materiales, como las viudas de las lecturas de hoy, podemos pensar en los demás. "Todo lo puedo en el Señor que me fortalece", como dijo san Pablo en Filipenses 4,13.
Invito a ver mis apuntes para este domingo, con más detalles. Están los del 2018 (oprimir). También están los del 2015, en que interesan los comentarios.
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