La pobreza es una enfermedad, no es una condición normal. Mucho menos se le puede considerar como una virtud, como no se puede considerar virtud la falta o la ausencia de una perfección. Como la salud humana, la salud económica de las sociedades nunca será perfecta. En la historia de la medicina se diagnosticó de manera reduccionista, es decir, reduciendo todas las diversas condiciones de salud a una sola causa. Ese fue el caso de la teoría de los humores de Aristóteles, lo mismo que la teoría del exceso de sangre que llevó a la práctica de sangrar la gente que duró siglos, que se recetaba como remedio para todo tipo de enfermedades graves, hasta para la tristeza. Todas las enfermedades se reducían al balance de los humores y la cantidad de sangre. Imaginar solamente que alguien tiene fiebre y está enrojecido. “Se ve que es exceso de sangre,” dirá el médico. Le practican el sangrado. La persona se torna pálida y fría. “¿Ve que funciona?,” dirá el médico. De la misma manera h
Carlos Ramos Mattei