La primera lectura para este domingo está tomada del Libro de Amós 7,12-15. Amós fue profeta en Israel, el Reino del Norte. En tiempos del rey Jeroboam anunció la conquista del territorio por los Sirios y la anulación de Israel. Esto lo hizo en el santuario nacional de Betel, un santuario de los israelitas. El sacerdote del templo, que se llamaba Amasías, trató de echarlo de allí a la misma vez que mandó a decirle a Jeroboam lo que estaba sucediendo. Al comienzo del pasaje de la primera lectura de hoy Amasías le dice a Amós que se vaya; si acaso que se refugie en el reino del sur, Judá, donde podrá ganarse la vida y profetizar. Le dice que en Betel sólo puede profetizar por autorización del rey. Quizás implica que el único autorizado allí es él, Amasías. Nótese que en esa época hay otros templos, además del de Jerusalén. Amós le responde, “ Yo no soy profeta, ni hijo de profetas, sino pastor y cultivador de sicómoros; pero el Señor me sacó de detrás del rebaño y me dijo: ‘Ve
Carlos Ramos Mattei