Recientemente me encontré con esta exhortación en una página católica de la Internet. Allí se indica que hay que aprovechar la oportunidad de que durante la Cuaresma habrán más oportunidades para confesarse y así podremos cumplir con el precepto pascual.
Así que uno debe ir a confesarse para no dejar pasar la oportunidad de poder cumplir con un precepto, de un modo más fácil y conveniente.
En tal indicación no hubo malicia, es sólo la expresión automática de una mentalidad que debería ya ser caduca en la Iglesia o en el cristianismo, luego de Vaticano II. Fueron los fariseos los que concibieron nuestra relación con Dios en términos del cumplimiento de unos preceptos.
Esta es “la libertad de los hijos de Dios”: no hay imposiciones, ni obligaciones. Pedirle a un amante que exprese su amor como un cumplimiento de la ley o de una obligación impuesta, no tiene sentido.
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