San Francisco, Calif., Catedral episcopal |
Los círculos no tienen término, ni principio. Así es el tiempo litúrgico. Un ciclo termina y otro comienza.
Así también estos apuntes sobre las lecturas de los domingos. Llegó el momento del término, del límite.
La vida termina, pero continúa. Es como el pensar, que termina continuamente y luego sigue, continúa.
Estos apuntes sobre los domingos del año litúrgico terminan. Siempre habrán otros apuntes, de otra manera.
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