La primera lectura para este domingo está tomada del Libro de la Sabiduría 1,13-15.2,23-24. Presenta de inmediato el tema de la muerte que volverá a aparecer en el evangelio de hoy: Dios no ha hecho la muerte, ni se complace en que los vivientes mueran. Todo lo creado por Dios es bueno y no es correcto que mueran. “Dios creó al hombre para que fuera incorruptible y lo hizo a imagen de su propia naturaleza,” dice. Siendo políticamente correctos diremos: Dios creó a los humanos para ser incorruptibles, es decir, para no morir. Dios creó el mundo y las cosas de una manera. ¿Cómo es que ahora el mundo no es como él lo proyectó? La explicación: “…por la envidia del demonio entró la muerte en el mundo, y los que pertenecen a él tienen que padecerla”. “Los que pertenecen a él tienen que padecerla”: ¿Es que pertenecemos al demonio? Aquí depende de lo que entendamos por “él”. No creo que se pretenda decir que pertenecemos al demonio. Más bien pertenecemos al mundo. ¿Es que el
Carlos Ramos Mattei