El evangelio de hoy nos presenta lo que es la decisión dura al momento de seguir a Jesús.
El evangelio de hoy comienza diciéndonos: «En aquel tiempo, muchos discípulos de Jesús, al oírlo, dijeron:
- “Este modo de hablar es duro, ¿quién puede hacerle caso?”» (Juan 6,60)
- “Este modo de hablar es duro, ¿quién puede hacerle caso?”» (Juan 6,60)
El versículo inmediatamente anterior al comienzo del evangelio de hoy nos aclara: «Esto lo dijo enseñando en la sinagoga, en Cafarnaúm.» (Juan 6,59)
Vemos que Jesús y sus discípulos fueron originalmente miembros de aquella sinagoga.
En la lectura continua del evangelio de San Juan, en los domingos anteriores vimos lo que precede al evangelio de hoy, que se conoce como el discurso eucarístico de Jesús. Jesús habla con autoridad, como en Juan 6,57 - «Lo mismo que el Padre, que vive, me ha enviado y yo vivo por el Padre, también el que me coma vivirá por mí.»
Cuando los discípulos reaccionan, quizás pensando (1) que los invitaba a comer su carne, literalmente; (2) o que se estaba declarando, como en efecto lo hacía, de naturaleza divina; entonces (1) les anuncia su Ascensión al cielo, «¿y si vierais al Hijo del hombre subir a donde estaba antes?»; (2) les dice que no es asunto de comer su carne como tal, «El espíritu es quien da vida; la carne no sirve de nada. Las palabras que os he dicho son espíritu y vida.» Comer de su carne quiere decir recibir sus palabras, que son espíritu y vida.
Esto no ha de tomarse como una negación de la eucaristía que los cristianos siempre celebramos desde los primerísimos tiempos. Es más bien un complemento a la celebración de acción de gracias como memorial de la Cena del Señor junto a la celebración de su Palabra.
Los amigos lectores pueden ver los apuntes de este domingo, del año 2018. Para verlos presionar aquí.
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