El evangelio de este domingo presenta la extrañeza de los que no reconocieron a Jesús como Mesías
Jesús llega y predica en la sinagoga de Nazaret. Les dice que él llega para dar testimonio que las profecías se cumplen. Pero los nazarenos, que lo conocían desde que corría por la calles y brincaba cuica con ellos, no lo reconocen como Mesías. Le piden que haga milagros, viéndolo como si fuera un mago. Hasta intentan despeñarlo.
Ahí vemos que Jesús no invitó a reconocerlo por sus milagros, sino por la fe. Los milagros no lo anuncian a él, sino que anuncian la llegada del Reino de Dios. Las curaciones milagrosas las podían hacer sus discípulos también, si tenían fe.
Aparte de eso, aquí encontramos lo que algunos señalan como el misterio del mal. "…muchos leprosos había en Israel en tiempos del profeta Eliseo, sin embargo, ninguno de ellos fue curado sino Naamán, el sirio", les dice.
Jesús les estaba recordando que Dios curó por medio del profeta Eliseo a un sirio, un extranjero, un general enemigo, cuando habían tantos necesitados en Israel. ¿Cómo entender la justicia de Dios? Ciertamente no es como la justicia humana.
Ahí está Jesús, que no es el Mesías que uno esperaría.
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