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Domingo 2° de Adviento, Ciclo A



En el evangelio de hoy el Bautista anuncia la llegada del Reino

 Ya en la primera lectura Isaías (11,1-10) anuncia lo que serán los tiempos mesiánicos: "Aquel día, brotará un renuevo del tronco de Jesé, y de su raíz florecerá un vástago. Sobre él se posará el espíritu del Señor". Más adelante continúa, "No juzgará por apariencias ni sentenciará de oídas; juzgará a los pobres con justicia, sentenciará con rectitud a los sencillos de la tierra; pero golpeará al violento con la vara de su boca, y con el soplo de sus labios hará morir al malvado".

Vendrá Dios para traernos la alegría de la salvación. "Con el soplo de sus labios hará morir al malvado". Con esto llegará los tiempos de paz y armonía: "Habitará el lobo con el cordero, el leopardo se tumbará con el cabrito, el ternero y el león pacerán juntos: un muchacho será su pastor".

En todo el país reinará el conocimiento de Dios y por eso ya no habrá maldad, sino restauración del orden en la naturaleza. "Aquel día, la raíz de Jesé será elevada como enseña de los pueblos: se volverán hacia ella las naciones y será gloriosa su morada."

En la segunda lectura, tomada de la epístola a los Romanos (15,4-9), Pablo exhorta a fomentar los buenos sentimientos entre los hermanos, como corresponde a los cristianos. Recuerda que Cristo se sometió y siendo Dios no tuvo reparo en hacerse humano para enseñarnos el camino. Nos dice, "…acogeos mutuamente, como Cristo os acogió para gloria de Dios. Es decir, Cristo se hizo servidor de la circuncisión en atención a la fidelidad de Dios, para llevar a cumplimiento las promesas hechas a los patriarcas y, en cuanto a los gentiles, para que glorifiquen a Dios por su misericordia".

En el evangelio (Mateo 3,1-12) el Bautista anuncia él también la llegada del Reino de Dios. Es una llegada ansiada por los pobres y las víctimas de la injusticias, pero temida por los fariseos y los malvados. Los fariseos se creían que ellos eran "buenos" y el Bautista los exhorta a darse cuenta de su engaño. 

"Dad el fruto que pide la conversión," les dice. El Bautista invita a prepararnos y a convertirnos, nos exhorta al abandono de la vida preocupada por cosas que no son tan importantes, para orientar nuestra vida en vista a la inminente llegada de Dios. Es lo mismo que le dice a los fariseos: no por ser gente piadosa se van a salvar del juicio divino. Porque no es asunto de ser piadosos, sino de vivir según lo que es justo.

¿Cómo saber si uno vive según lo que es justo? "Por sus frutos los conoceréis," dice el Bautista. 

Y finaliza, "Yo os bautizo con agua para que os convirtáis; pero el que viene detrás de mí es más fuerte que yo y no merezco ni llevarle las sandalias. Él os bautizará con Espíritu Santo y fuego". El fuego del Espíritu consumirá a los de corazón perverso hasta que no quede nada de ellos y dará fuerza y poder a los que sepan recibirle.


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