Wikimedia Commons: Madonna del altar mayor de Blauberen |
El día primero del Año Nuevo reiteramos la celebración del nacimiento de Jesús, Dios hecho individuo humano; Dios y hombre verdadero.
Al mirar a María, Madre de Dios, en realidad miramos las maravillas que Dios hace con nosotros y con toda la creación. María es el modelo de todos nosotros, predestinados a ser santos como Dios nuestro padre es santo. Si Jesús es el camino al Padre, María nos muestra ese camino al mostrarnos a Jesús.
La definición de Jesús como Dios y humano en una sola realidad es algo que encontramos en los evangelios desde los primeros tiempos, desde la predicación original de los discípulos, de los primeros cristianos.
El título de "Hijo de Dios" ya aparece desde el comienzo del evangelio de Mateo: "Libro de la generación de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham" (Mateo 1,1). Más adelante, cuando Jesús fue bautizado en el Jordán se oyó una voz del cielo: "Este es mi Hijo amado, en quien me complazco." Mateo 3,17.
Al ser tentado en el desierto el demonio se acerca a Jesús con dudas él también y le dice, "Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en panes". Más adelante lo lleva al pináculo del templo y le dice: "Si eres Hijo de Dios, tírate…" (Mateo 4,3 y 4,6).
Lo mismo encontramos en los demonios con que Jesús se encuentra durante su predicación. "los espíritus inmundos, al verle, se arrojaban a sus pies y gritaban: Tú eres el Hijo de Dios". (Marcos 3,11) Igual en Marcos 5,7: "[El demonio] gritó con gran voz: "¿Qué tengo yo contigo, Jesús, Hijo de Dios Altísimo? Te conjuro por Dios que no me atormentes."
En Lucas también encontramos ese reconocimiento de los demonios. En Lucas 4,41: "Salían también demonios de muchos, gritando y diciendo: "Tú eres el Hijo de Dios." Pero él, conminaba y no les permitía hablar, porque sabían que él era el Cristo."
Está el caso de Pedro, que vio a Jesús caminando sobre las aguas y se tiró para ir a su encuentro y se encontró hundiéndose y Jesús lo tomó y lo subió a la barca y la tormenta amainó. Y los que estaban en la barca se postraron ante él diciendo: "Verdaderamente eres Hijo de Dios." (Mateo 14,33) Más adelante se dará la confesión de Pedro en Mateo 16,16: "Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo".
Por eso Juan, al comienzo de su evangelio (Juan 1,18) dirá, "A Dios nadie le ha visto jamás: el Hijo único, que está en el seno del Padre, él lo ha contado"
Invito a ver mis apuntes del 2019 sobre las lecturas de esta solemnidad.
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