En el evangelio de hoy Jesús nos exhorta a hacer comunidad. "Donde dos o tres de ustedes se reúnan en mi nombre, allí estaré yo con ustedes".
Con el proyecto de sinodalidad papa Francisco busca crear consciencia de la comunidad como expresión fundamental de nuestra fe cristiana. Esto hemos de encuadrarlo en la manera de entender el mundo y las cosas en nuestro tiempo, que es lo mismo que pretendió la teología pastoral del Concilio Vaticano II.
Bajo la influencia de Platón primero y de Descartes después los cristianos visualizamos nuestra relación con Dios primordialmente sobre el plano mental. Pero eso no se corresponde con el sentido original evangélico con que Jesús y los judíos entendieron la relación con Dios. Ya desde el siglo 19 Soren Kierkegaard llamó a distinguir entre el Dios de los filósofos y el Dios de la Biblia.
La filosofía del siglo 20 dejó de hablar del sentido de las cosas como constituyéndose en la mente y habló de cómo las cosas se entienden en su manejo social. Lo mismo podemos decir de nuestra fe, que no tiene sentido si no se concretiza en la comunidad cristiana.
Nuestro encuentro con Dios se da, antes que sobre el plano mental, sobre el plano del encuentro con el hermano, con los demás. Por eso Vaticano II habló de la Iglesia en términos bíblicos: el pueblo de Dios.
San Pablo dice en la segunda lectura de hoy, "el que ama ha cumplido el resto de la ley"; algo parecido dice san Juan en su primera carta, "quien no ama a su hermano, a quien ve, no puede amar a Dios a quien no ve" (I Juan 4,20).
A Dios lo encontramos en la comunidad. La comunidad cristiana es el sacramento del encuentro con Dios. Para los cristianos, Jesús nos enseñó el camino como revelación de Dios y como presente en el amor y la convivencia con el prójimo.
De la misma manera que las cosas aparecen cuando intervenimos con ellas, en nuestra actividad con ellas, según nuestros esquemas establecidos socio históricamente; así también Dios aparece en el seno de nuestra actividad en el mundo y nuestro compartir en comunidad.
Así aparece Dios, en nuestra actividad religiosa, en la oración, la limosna, las actividades de la comunidad parroquial y su equivalente. Dios aparece en el amor y consideración al prójimo, la buena voluntad, la promoción de la paz y la justicia.
Invito a ver los apuntes sobre este domingo que presenté en el año 2020 (oprimir).
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