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Domingo 3 del tiempo ordinario, Ciclo C

 


En el evangelio de hoy Jesús anuncia su misión según las Escrituras

La primera lectura de hoy es del libro de Nehemías 8. El escriba y sacerdote Esdras se monta en una tarima en Jerusalén y lee para el pueblo el libro de la Ley. Puede interpretarse como que estuvo varios días leyendo el Pentateuco (con la narración de los episodios del Éxodo y las tablas de la Ley que Dios le dio a Moisés en el Sinaí, más las disposiciones legales de Números, Deuteronomio, Levítico), allí ante el público judío de Jerusalén. En la lectura de hoy Esdras subraya que la Ley debe ser motivo de alegría para el pueblo -- para nosotros. 

Valga subrayar el carácter sacramental de la Palabra de Dios. La Escritura, la Palabra, es "Dios con nosotros" y también alimento espiritual, porque en la Escritura también comulgamos con Dios y por eso es tan alimento como el pan eucarístico. Por eso la Escritura debería ser entronizada en las iglesias, al modo con que se entronizan las sagradas formas en el Sagrario. En más de una ocasión he visto cómo se portan los libros de las lecturas de la liturgia en la procesión de entrada para después tirarlos a un lado como si fueran cualquiera cosa. No hay sentido de la Real Presencia en la Escritura.
Valga señalar que papa Francisco instituyó este domingo como el domingo de la Palabra de Dios, desde el año 2019. Ver los detalles en este enlace (oprimir).

En la segunda lectura san Pablo habla de la doctrina del cuerpo místico de Cristo y también habla de los carismas. Todos los cristianos conformamos el Cuerpo místico de Cristo y esa es la Iglesia, tanto en cuanto comunidad particular en que formamos un grupo de adoración, cuanto como conjunto de fieles a nivel internacional. La Iglesia no es una corporación multinacional cuyos dueños son los clérigos. Los fieles no venimos al templo para que los dueños del quiosco nos brinden sus servicios. No; la Iglesia somos todos y cada uno tiene su papel, su carisma. Esta es la base de la idea de la sinodalidad, en que todos tenemos derecho a opinar y disentir y contribuir a la marcha de la Iglesia como institución, porque la institución es responsabilidad de todos. 

(No es que de repente la Iglesia descubre la democracia. Es que en su esencia es democrática y se puede trazar la sensibilidad democrática moderna a las inquietudes de los concilios de la Iglesia del siglo 14 y 15, cuando consideraron que las asambleas conciliares tenían autoridad sobre los mismos papas, con autoridad para destituir y nombrar papas. Otra cosa es el ejercicio irresponsable de la autoridad que se puede dar como en el caso de Trump, o como el que pretenden ejercer los católicos cismáticos tradicionalistas de nuestros días. Hemos de ver en el consenso de los fieles el sensus fidei, el sentido de la fe de los fieles, señal de la inspiración del Espíritu, que no tiene que ver con las opiniones de individuos.)

En el evangelio comenzamos la lectura del evangelio de Lucas, que continuaremos a leer en los próximos domingos durante este ciclo C, durante este año. Al comienzo de su misión Jesús se presenta en las sinagogas de los pueblos de Galilea y allí predica, comentando las Escrituras. En el pasaje de hoy visita la sinagoga de Nazaret y allí lee el pasaje de Isaías, "El Espíritu del Señor está sobre mí, porque él me ha ungido. Me ha enviado a evangelizar a los pobres, a proclamar a los cautivos la libertad, y a los ciegos, la vista; a poner en libertad a los oprimidos; a proclamar el año de gracia del Señor". Todos se les quedan mirando y entonces él dice, "Hoy se ha cumplido esta Escritura que acabáis de oír".

Jesús llega anunciando la llegada del reino de Dios profetizado por Isaías. Igual que Moisés, que tuvo que acreditarse ante el faraón de Egipto, Jesús se acreditará por sus milagros. El reino de Dios es el reino del Espíritu, porque Dios es amor y donde hay amor allí está Dios. 

Invito a ver otros apuntes (cada uno un tanto extenso) sobre las lecturas de este domingo, del 2016 y 2019 (oprimir sobre la fecha).  


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