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Mostrando las entradas con la etiqueta ecumenismo

Domingo 21 del tiempo ordinario, Ciclo A

  El tema de este domingo es la primacía de Pedro La primera lectura de hoy está tomada del profeta Isaías 22,19-23. El pasaje de esa primera lectura de hoy comienza diciendo, «Así dice el Señor a Sobná, mayordomo de palacio: …llamaré a mi siervo, a Eliacín…Colgaré de su hombro la llave del palacio de David: lo que él abra nadie lo cerrará, lo que él cierre nadie lo abrirá.» Según las notas al calce de la Biblia de Jerusalén es posible que Sobná fue un extranjero, un advenedizo que llegó a ser mayordomo de palacio del rey Ezequías. Isaías indica que Yahvé no lo reconoce y que será Eliacín el que será mayordomo. Una de las funciones del mayordomo (o administrador) era portar la llave con que abría y cerraba los almacenes y otros recintos del palacio. Sabemos, por cierto, que los egipcios tenían llaves y cerraduras, por lo que podemos conjeturar que se usaban en los palacios y lugares importantes en toda la región. La llave, o el manojo de llaves, no la portaba el mayordomo colgando del

Solemnidad del Corpus Christi, año 2020

El sentido de comunidad cristiana es algo que hemos estando buscando recuperar desde el Concilio Vaticano II, a mediados de siglo veinte. En mi caso personal nunca tuve tiempo para leer sobre el tema como sería apropiado y difícilmente podía captar esto hasta que llegué a leer a Dom Gregory Dix sobre el tema de la liturgia. Así, caí en cuenta en todo lo que significa la necesidad de tomar consciencia o hacerse cargo de lo fundamental que es el aspecto comunitario de la celebración eucarística. Ahora es que vi bien en qué consistió la necesidad de dejar el latín como lengua de culto y subrayar la participación del pueblo. Cuando Lutero montó su protesta e inició la Reforma protestante, los cristianos no encontraban la expresión más apropiada de su relación con Dios en el culto público, en la misa. Lo encontraban en sus devociones personales. Esto fue lo que se perpetuó en realidad a partir de ese momento, tanto en el catolicismo, como en las iglesias separadas. Ese es el pun

Tercer domingo de Pascua, Ciclo A

¡Resucitemos con él! Así se nos dice en diversas ocasiones en este tiempo pascual. Aprovecho para recomendar una versión en YouTube de la secuencia pascual, oprimir aquí  (al principio aparecerán anuncios). Pero en realidad, ya hemos resucitado con él. La mayoría de nosotros no nos dimos cuenta. Fue en el bautismo, el equivalente de la circuncisión judía. Mediante el bautismo fuimos incorporados al pueblo santo de Dios.  Claro, nuestra salvación no es algo mágico. El mago pronuncia un encantamiento y ¡zas!, se produce el milagro. Ya somos cristianos.  Esa era la mentalidad medieval, la mentalidad legalista que heredamos de los tiempos del Renacimiento. Por eso en España siempre quedaba la duda, cuando un judío se bautizaba por aquellos tiempos. Por eso cristianos, cristianos de verdad, son los que se han encontrado con Cristo. Karl Rahner, el teólogo alemán, llegó a decir que en el futuro –hablaba de ahora, de nosotros– los verdaderos cristianos serían místicos. Pero un místico

Solemnidad del Bautismo del Señor

La primera lectura para este domingo está tomada del profeta Isaías 42,1-4.6-7. En esta lectura el profeta anuncia al Salvador que ha llegado: «Este es mi Servidor, a quien yo sostengo, mi elegido, en quien se complace mi alma. Yo he puesto mi espíritu sobre él para que lleve el derecho a las naciones.»  El Servidor de Yahvé traerá justicia para todos. Repartirá a cada uno lo que se merece. Es nuestra alegría al ver que se le reconoce el mérito a quien lo merece.  No se anuncia la venganza, sino el derecho, la justicia. «Yo, el Señor, te llamé en la justicia, te sostuve de la mano, te formé y te destiné a ser la alianza del pueblo, la luz de las naciones, para abrir los ojos de los ciegos, para hacer salir de la prisión a los cautivos y de la cárcel a los que habitan en las tinieblas.» A los que están en la cárcel de las tinieblas, a los cautivos de las obligaciones mundanas, a los cegados por la esclavitud al pecado, el Siervo les trae luz, iluminación, liberación. Con el

Domingo 33, Tiempo Ordinario, Ciclo C

El evangelio del domingo de hoy presenta el tema de la Segunda Venida, de la llegada del último día y el fin de los tiempos. Naturalmente, lo asociamos al tema de la resurrección de la carne, como en el domingo pasado. En los párrafos siguientes le propongo al lector una reflexión que no va a seguir la ruta de otros domingos. No va a ser a la manera de una meditación directa sobre las lecturas para este domingo.  Si el lector lo prefiere, siempre puede ir a mis apuntes para este domingo pinchando aquí . En las reflexiones que siguen le pido al lector paciencia. Le pido terminar de leer todo, antes de lanzarse de inmediato a conclusiones. En mis tiempos de estudiante, allá por 1965, cuando estaba de moda la canción « Hang on Sloopy », también estuvieron de moda los teólogos de la muerte de Dios. No es que Dios hubiese muerto como tal. Es que había muerto –lo notaban así, ahora– una apariencia falsa de Dios.  Para aquella situación propusieron el proyecto de un

Domingo 16, Tiempo Ordinario, Ciclo C

El lector puede consultar también mis reflexiones para este domingo, en el 2016 . En este momento, al releer aquellos apuntes sólo se me ocurre: entre los cristianos hay diversidad de carismas, como hay diversidad de perspectivas. No es lo mismo el encuentro con Dios siendo un analista de la Bolsa de valores, que siendo un barrendero municipal. No es lo mismo el encuentro con Cristo para un Maori de Nueva Zelandia que para uno que habita en el altiplano de Bolivia. Igual, de esa manera es que ha aparecido una diversidad de comunidades cristianas: luteranos, calvinistas, menonitas y así sucesivamente. Se puede decir que todos tienen en común la fe cristiana en una pluralidad de expresiones. En el colegio católico decían que Cristo fundó una iglesia, la católica romana. Las demás iglesias son fundaciones humanas. Estaba viendo un documental, A Man Called Martin , parte 3. Uno siempre aprende cosas, aunque crea saberse el tema. Uno de los puntos que describe es cómo hasta 15

Domingo 15, Tiempo Ordinario Ciclo C

En el evangelio de hoy escuchamos la parábola del buen samaritano. Jesús presenta esta parábola para ilustrar el concepto del amor al prójimo. Para los judíos de la época de Jesús los samaritanos eran extranjeros. "Un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó…" Jesús no especifica si el que fue asaltado era judío. Pero el punto es, evidentemente, que el prójimo puede ser cualquiera que necesite de nosotros. Y no necesitamos una ley que nos diga qué tenemos que hacer. Esto ya lo vemos en la primera lectura de hoy. La primera lectura está tomada del Deuteronomio. "El mandamiento está muy cerca de ti: en tu corazón y en tu boca," nos dice. La maldad no es algo que habita en el corazón del ser humano –hombres o mujeres–; en el corazón está "la ley de Dios". Nadie en su sano juicio niega el sentido positivo, el valor, de ser una persona decente.  Porque la ley de Dios está inscrita en nuestro corazón desde el nacer, por eso los gentiles y los paganos también

Pentecostés -- 2019

En el evangelio de San Juan 3,8 Jesús le dice a Nicodemo: «El viento sopla donde quiere, y oyes su voz, pero no sabes de dónde viene ni a dónde va. Así es todo el que nace del Espíritu.» El Espíritu de Dios se posa sobre cualquiera. No se puede anticipar cómo soplará el viento; tampoco se puede entender cómo actúa el Espíritu de Dios.  Esto es algo desazonador para los administradores ansiosos de mantener un control total desde las oficinas centrales. Así, antes del Concilio Vaticano II cada gesto del sacerdote durante la misa, cada palabra, cada detalle de las vestimentas, estaba rígidamente establecido. El ritual recordaba los encantamientos. Si te equivocabas en algún detalle, como en las recetas de cocina, se echaba a perder la ceremonia, el resultado. Si no decías las palabras exactas, no se daba el milagro. En 1965 Ponce tuvo su segundo obispo puertorriqueño, algo nuevo para aquel entonces. Pero Monseñor Fremiot Torres Oliver no resultó como algunos esperaban. Confundi