El tema de este domingo es la casa de Israel como la viña del Señor. La primera lectura de hoy está tomada del profeta Isaías 5,1-7. Dios dice por boca del profeta, «Pues ahora, habitantes de Jerusalén, hombres de Judá, por favor, sed jueces entre mí y mi viña. ¿Qué más cabía hacer por mi viña que yo no lo haya hecho?» Dios sacó al pueblo de la esclavitud de Egipto, lo condujo por el desierto, lo trajo a la Tierra Prometida. Dios favoreció a su pueblo en la tierra de Canaán, como un viñador cuida de su viña. Pero el pueblo no produjo buena conducta. «Esperó de ellos derecho, y ahí tenéis: asesinatos». Por eso Dios destruyó a Israel y a Judá. Usó el instrumento de la furia de sus enemigos que invadieron sus territorios. Más adelante el mismo Isaías y Jeremías anunciarán que Dios se compadece de su pueblo y proclama una Nueva Alianza. Oíd la palabra de Yahveh, naciones, y anunciad por las islas a lo lejos, y decid: «El que dispersó a Israel le reunirá y le guardará cual un past