El tema del domingo de hoy es el perdón a los que nos ofenden. Jesús propone la parábola del siervo que pidió perdón pero que no supo perdonar. No es fácil perdonar cuando la ofensa causó un daño que marca a uno para toda la vida. No es fácil perdonar cuando la ofensa fue adrede, con malicia. Tampoco es fácil cuando uno fue víctima de una locura como en el caso de los judíos víctimas de los nazis. Para las mujeres maltratadas por sus parejas (lo mismo, los hombres maltratados por sus parejas), igual. A estas alturas del siglo 21 ya se conocen los patrones psicológicos de las personalidades narcisistas que maltratan a los que tienen a su alrededor. Lo mejor es alejarse de ellos a la mayor distancia posible. Uno los perdona, pero también hay que ser realista; uno no está obligado a convivir con ellos. Reflexionemos aquí sobre la actitud cristiana. Es asunto de no guardar rencor, aunque la herida de la ofensa sea profunda. Uno perdona y aunque quiera olvidar el recuerdo sigue. Mejor re
Carlos Ramos Mattei