El evangelio de hoy presenta imágenes del Reino de los cielos como en la parábola del que encontró un tesoro en el campo.
En la primera lectura (1 Reyes 3,5.7-12) Dios le concede sabiduría a Salomón. Es la misma sabiduría que necesitamos nosotros para reconocer a Dios con nosotros.
Con el salmo responsorial (salmo 119) cantamos versos expresando nuestra adhesión a la revelación de Dios en su Ley: "Más estimo yo la ley de tu boca que miles de monedas de oro y plata". Este es el tesoro escondido que veremos en el evangelio de hoy. Recordemos a Jesús cuando dijo, "No penséis que he venido a abolir la Ley y los Profetas. No he venido a abolir, sino a dar cumplimiento" (Mateo 5,17).
En la segunda lectura continuamos la lectura de los pasados domingos, de la carta de San Pablo a los romanos (8,28-30). Dios nos ha llamado conforme a su plan (su designio), nos dice san Pablo, para que fuéramos glorificados junto a él. Este es el tesoro que descubrimos guiados por la acción del Espíritu.
En el evangelio continúa la lectura de Mateo 13,44-52, con el hilar de los dichos de Jesús en torno al reino de los cielos. El reino de los cielos es como el caso de alguien que encuentra un tesoro enterrado en un campo, que va y vende todo lo que tiene para adquirir el campo y con el campo, el tesoro.
Ahí vemos el verdadero sentido del ayuno, de la abstinencia, la pobreza. Ser pobre o ayunar no tiene mérito de por sí, excepto como un medio para un fin: alcanzar la meta, que es la posesión del tesoro del reino de los cielos.
Igual, el reino de los cielos, nos dice, es como un comerciante que encuentra una perla extraordinaria y que vende todo lo que tiene para adquirirla. Así los cristianos vendemos todo lo que tenemos con tal de lograr el ingreso al reino.
Entonces Jesús añade una imagen que cuadra más con los evangelios de los domingos pasados, de la cosecha y la separación del trigo de la cizaña. El reino de los cielos se parece a unos pescadores que separan los pescados buenos y botan los malos, nos dice este domingo. "Lo mismo sucederá al final de los tiempos: saldrán los ángeles, separarán a los malos de los buenos," nos dice Jesús. Recordar que Jesús también dijo que el reino de los cielos ya está con nosotros ("comenzó Jesús a predicar y decir: "Convertíos, porque el Reino de los Cielos ha llegado." –Mateo 4,17).
Invito a ver mis apuntes para este domingo del año 2020 (oprimir).
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