Todo comenzó cuando hacía de chofer en el metro de Caracas. Supuestamente era el chofer con más señalamientos. Y, como los estudiantes deficientes, comenzó a culpar a “los de arriba”. Eso presumo. Así fue que se hizo miembro del sindicato y enseguida se hizo líder. Algo así como el que no triunfa en la vida, se refugia en las sectas.
Claro, ya desde estudiante demostró interés por “el socialismo”, que no podía pasar de ser una ideología confusa para él. Por eso, con Chávez, a quien conoció en 1992, se le abrió el camino. Puedo estar equivocado. Pero no es asunto de ideología. Es cosa de datos.
Igual que otros personajes de la historia que comenzaron en los rangos inferiores del ejército para llegar a ser amos supremos de la nación, Maduro se abrió paso. Fue diputado a la convención constituyente, diputado al congreso, presidente del congreso. ministro de gobierno, vicepresidente ejecutivo de la nación.
Finalmente logró ganar las elecciones del 2013, así fue legítimo presidente de Venezuela. Desde entonces parece que busca imitar otros que también manipularon desde el gobierno para hacerse dar poderes plenipotenciarios por el congreso, de manera que se pueda echar a un lado la molestia de ir a elecciones.
Pero por lo pronto hay elecciones este 6 de diciembre — día de San Nicolás, por cierto, que en los países nórdicos se celebra como el inicio de la Navidad con típicos muñecos de jengibre. Si la oposición tuviese éxito, Maduro perdería el control de la asamblea nacional, o al menos no podría echar adelante con sus planes tan fácilmente.
De ahí que ha recurrido a lo que han hecho tantos otros como él: desviar la atención de los problemas que empañan su gestión hacia issues o hacia asuntos de corte patriótico e ideológico que a su vez expliquen la situación precaria del país.
Nada como hablar de la conspiración de los judíos de la banca internacional como hacía Hitler. Igual se pintaba a los alemanes como los salvadores de la civilización, algo así como aquello de que Franco en España era “el centinela de Occidente”. A tal punto llegó a convencer la propaganda nazi, que en las cartas que llegaban del frente ruso los soldados alemanes se mostraban sorprendidos de que los soldados enemigos no resultaban ser los cuadrúmanos simiescos que esperaban encontrar.
De la misma manera Chávez y Maduro, y Castro en Cuba anteriormente, insisten en la tesis de la conspiración yanqui para derrumbar el régimen. Pasan por alto que los yanquis son comerciantes y les importa un bledo el tipo de régimen político que haya en Venezuela, después que puedan comerciar. Mírese, si no, el caso de China y Vietnam. ¿Hay encono en los yanquis por lo que sucedió en Vietnam? Hasta promueven el turismo a hoteles y playas vietnamitas… Para los norteamericanos, el dinero es lo importante.
Por eso, el pecado de Fidel y Chávez no ha sido su ideología, sino su intervención con los intereses económicos. Antes de que Fidel nacionalizara las gasolineras y los bancos, todo estuvo bien. Recordar que la misma CIA financió a Fidel en Sierra Maestra. Pero una vez que se metió con Shell y Texaco, y con la Mafia, ahí terminaron los amores. Y, claro, la única alternativa era Rusia. Fidel sabía que sin el respaldo de Rusia, sus días estarían contados.
(Claro, con el mismo razonamiento alguien podría decir que Fidel siempre siguió a sueldo de la CIA, porque necesitaban que Estados Unidos tuviese enemigos célebres, para ellos también desviar la atención del público norteamericano. Así corre la mente desbocada cuando imagina sin el control de los datos de la realidad, o sin conciencia crítica de su propio discurrir.)
Claro, hoy día las cosas han cambiado un tanto. China y el oriente asiático son más importantes que Cuba y Venezuela. Nótese que se le presta poca atención a Bolivia en la prensa norteamericana. Bolivia no representa una amenaza a las multinacionales, me parece.
Pero Maduro piensa como político y por eso hay que construir una amenaza contra la nación para que todos los venezolanos se unan para reivindicar el honor nacional, de la patria, que está en peligro. Con una retórica así, resulta difícil oponerse.
Y como ese discurso se marchita ante las realidades cotidianas, hay que presentarlo en alguna variante. Porque no hay tan siquiera papel de baño; todo escasea. Se podría argumentar que esos son lujos capitalistas decadentes. Pero con ese argumento me podrías convencer de empezar a vivir como los cavernícolas.
Por eso tiene más sentido argumentar, como Maduro y otros que lo hicieron antes, que las dificultades económicas vienen de los asquerosos especuladores que todavía siguen con las manías capitalistas. O cosa por el estilo.
Así, ahora la culpa del fracaso económico en todo el país es culpa de algunos contrabandistas en las fronteras. Cierto, no se debe aprobar el contrabando. Pero de ahí a decir que todo es culpa de unos contrabandistas…
Acá en Puerto Rico ha habido contrabando desde época de los indios. Con tanta costa, aquí entraban los productos por todos lados, por cualquier playa. Hasta los mismos gobernadores compraban y vendían contrabando, e incluso traían esclavos de contrabando. Hoy traen la droga de contrabando. No es que esté bien, es que se trata de una tradición, si vamos a ver, que a su vez se monta sobre la naturaleza humana.
Baste que uno vea una necesidad de la población y encuentre la manera de ofrecer un producto que satisfaga esa necesidad, ya tiene el camino abierto al éxito económico. Si además uno tiene la habilidad de organizar una buena red de distribución, legal o ilegal, ya pronto usted será multimillonario. Es la verdad en el caso de producir papel de baño y en el caso de ofrecer cocaína.
Eso es egoísta. Pero donde hay libertad para hacer eso, todo el mundo sale mejor. Tratar de controlar los precios es como prohibir la droga. Lo que usted hace es promover un mercado negro. Y en el mercado negro el producto se moverá mejor que en el mercado legal. Por eso, donde se ha legalizado la droga dentro del contexto de un mercado libre, los precios han bajado, la calidad del producto ha mejorado y la criminalidad prácticamente ha desaparecido.
La culpa de la crisis económica de Venezuela no es de unos contrabandistas, ni de una conspiración internacional.
Cuando Fidel puso al Che Guevara como presidente del Banco Nacional de Cuba, ahí la cosa empezó mal. Cuando Chávez sacó a los técnicos de Petróleos para poner nombramientos políticos, ahí la cosa echó para atrás. En México Petróleos era un nido de corrupción y hubo que finalmente privatizar como último recurso.
Claro el tema de privatizar amerita otro ensayo, en otro momento.
El lector puede encontrar mis errores y continuar esta línea de pensamiento.
A menos que esté cegado por la ideología y se regodee en usar epítetos insultantes. O que pertenezca a algún comité de encargo, encargado de acusar a los que no piensan igual, no a base de datos, sino a base de ideas. Y con argumentos personales.
El borracho dice que la tierra es redonda y ahí no vale el argumento, “¿Quién le hace caso a un borracho?”
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