Gustave Doré, Paraíso |
Una de las visiones más completas y equilibradas de las cosas la encontramos en el largo poema épico-dramático de Dante, La Divina Comedia. Gustave Doré se dedicó un tiempo a ilustrar los pasajes de esta obra y el que ilustra la meditación para este día muestra a Dante junto a su amada Beatriz contemplando el cielo con sus ángeles y las miríadas y miríadas de santos. Es una visión dinámica. Dante habla del "amor que mueve los cielos y todas las demás estrellas".
Esta fiesta honra a todos los que llevaron una vida cristiana tal que merecieron entrar al cielo sin pasar por el purgatorio. A su vez, recuerda el papel de los santos como intercesores y apoyo en nuestras necesidades. Además, recuerda el papel de nosotros como cristianos, que podemos rezar por los hermanos en el purgatorio y con el poder de nuestras oraciones por medio del mismo apoyo de nuestro Salvador Jesucristo, esas almas del purgatorio pueden ascender al cielo.
Todo esto evoca los siguientes temas.
- Jesucristo, sumo sacerdote, único intercesor por nosotros ante el Padre.
- La idea de la comunión de los santos, o el sentido de solidaridad entre todos: los que estamos en la tierra, los que sufren el purgatorio y los que ya han llegado al cielo.
La primera lectura para el día de hoy está tomada del Apocalipsis 7,2-4.9-14. Un ángel sube del Oriente (una imagen que recuerda el sol, que sale por el Este) y viene trayendo el sello del Dios vivo. Este ángel detiene a los ángeles que están a punto de causar gran daño en la tierra. Les grita: «No dañen a la tierra, ni al mar, ni a los árboles, hasta que marquemos con el sello la frente de los servidores de nuestro Dios»
Recuerda el paso del ángel de Yahvé en Egipto. El ángel llegó para matar a todos los primogénitos, pero respetó las casas de los israelitas al ver la sangre del cordero pascual sobre las jambas de sus puertas. Ahora los ángeles que traen el daño a la tierra respetarán a los marcados por el sello del Señor.
Juan (el autor del libro del Apocalipsis) entonces dice que vio miríadas de gente vestidos todos de túnicas blancas alabando y adorando a Dios. «Estos son los que vienen de la gran tribulación; ellos han lavado sus vestiduras y las han blanqueado en la sangre del Cordero,» nos dice.
Con el salmo responsorial (24(23), 1-2.3-4ab.5-6) cantamos, «Del Señor es la tierra y todo lo que hay en ella… ¿Quién podrá subir a la Montaña del Señor y permanecer en su recinto sagrado? El que tiene las manos limpias y puro el corazón».
La segunda lectura está tomada de la primera carta de San Juan 3,1-3. «¡Miren cómo nos amó el Padre! Quiso que nos llamáramos hijos de Dios, y nosotros lo somos realmente,» nos dice. Cuando Dios se manifieste nosotros (los cristianos) seremos semejantes a él. «El que tiene esta esperanza en Él, se purifica, así como Él es puro.»
El evangelio de hoy está tomado de Mateo 5,1-12a. Corresponde al momento en que Jesús predica las Bienaventuranzas. «Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos,» comienza Jesús. Bienaventurados los mansos, los que lloran, los que tienen hambre y sed de justicia, los misericordiosos, los limpios de corazón, los que trabajan por la paz. Bienaventurados los que sufren y los que son perseguidos. «Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en los cielos; pues de la misma manera persiguieron a los profetas anteriores a vosotros.»
Esta es la descripción del cristiano. ¿Quién puede ser limpio de corazón? Por eso es que Jesús le dijo a Nicodemo que es necesario volver a nacer (Juan 3,4). Es necesario renacer, dejar atrás al «hombre viejo» (Romanos 6,6) y revestirse de la armadura de Dios (Efesios 6,11; Colosenses 3,10-14).
Eso sí, que no nos purificamos y nos santificamos por nosotros mismos. Eso es obra de Dios, obra del Espíritu Santo. No merecemos el sello de los 144 mil salvados. El sello nos lo pone el ángel de Yahvé con el bautismo del agua y del Espíritu.
¿Se puede salvar alguien gracias a las oraciones de otro cristiano? Eso puede ser así cuando Dios así lo dispone. Pero eso no quita que uno haga el esfuerzo. La peor gestión es la que no se hace.
El lector puede ver mis apuntes del 2015.
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