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Domingo 6° del Tiempo Ordinario, Ciclo B

 


En el evangelio de hoy Jesús cura un leproso.

Recordemos lo que hemos estado viendo en los evangelios de los domingos recientes. Jesús inaugura su labor misionera, su predicación. Recluta los discípulos y va por las aldeas de Galilea curando enfermos y expulsando demonios. 

Las enfermedades no nos las buscamos nosotros, sino que es algo que está ahí, a nuestro alrededor, algo así como las bacterias que causan las enfermedades. Nos enfermamos como en un accidente que no nos buscamos. Lo mismo podría decirse de la lepra, y de la posesión del demonio. Es lo que puede pensar alguien que ha caído en las garras de la adicción, que es como encontrarse endemoniado de un momento a otro. 

Un día entre los días abres los ojos y descubres que sin darte cuenta has caído en las drogas, o estás enfermo, o has cometido algún crimen sin que te dieras cuenta y ahora te das cuenta. Lo mismo se puede decir de los defectos con que nacimos, como nacer bizco, así. En algunas sociedades tener alucinaciones te distingue como alguien especial, como un chamán, y en otras sociedades eso mismo se ve como una enfermedad y te ven como un loco. 

No tenemos control total de nuestro cuerpo, ni de nuestra mente, ni del sentido de nuestra vida según el mundo en que vivimos. Hoy día tener caspa, o psoriasis en el cuerpo, no se ve como lepra. Pero en tiempos de Jesús esto te marcaba. Podemos ver la lepra como algo representativo de ese encontrarnos con una condición de vida que no controlamos, sea la enfermedad, sea la adicción que es como una condición de estar endemoniado, sea cualquier otro elemento que no podemos controlar. 

El domingo pasado vimos el personaje de Job que se encontró agobiado por la adversidad.

Vivimos en este mundo en medio de los peligros, en un peligro continuo. Entonces Jesús aparece como alguien con autoridad sobre las fuerzas de la naturaleza, con la capacidad para curarnos, para enderezarnos. Es una manera de anunciar su condición divina. 

En el evangelio el leproso se le acerca a Jesús y le dice, "Si quieres, puedes limpiarme". Nótese, el leproso ya de partida tiene fe en Jesús como el que puede curarlo. 

Invito a ver mis apuntes de años anteriores, del 2021 (pinchar).


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