De partida, refiero al lector a los apuntes del 2018 sobre las lecturas de este domingo. El lector puede verlas oprimiendo aquí.
En el 2018 me fijé en la primera lectura y el profeta Amós, en tiempos del Reino de Israel o Reino del Norte, cuando habían varios santuarios donde se le ofrecían sacrificios al Señor. Al día de hoy los que quedan de aquellos habitantes del Reino del Norte todavía ofrecen sacrificios de ovejas para la Pascua, sobre el monte Gerizim.
Vale detenerse también sobre la segunda lectura de hoy, que es un himno de los primeros cristianos y expresa la idea del plan de Dios para toda la humanidad. De igual manera que la Virgen fue predestinada para ser la Madre del Salvador, así también cada uno de nosotros fue predestinado para recibir el Espíritu Santo.
Dios nos predestinó desde siempre: "Él nos ha destinado en la persona de Cristo, por pura iniciativa suya, a ser sus hijos, para que la gloria de su gracia, que tan generosamente nos ha concedido en su querido Hijo, redunde en alabanza suya," dice Pablo.
Esto es lo que los discípulos saldrán a anunciar cuando Jesús los envíe por las aldeas de Galilea, de dos en dos, como nos lo cuenta el evangelio de hoy.
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