El tema de este domingo es Jesús, en su labor de pastor
En la primera lectura el profeta Jeremías (23,1ss) anuncia que llegarán días en que Yahvé reunirá de nuevo a las ovejas perdidas de Israel y suscitará un rey que las guiará con justicia ("como Dios manda"; como se supone que sea). En los días de ese rey Israel y Judá vivirán felices.
En el evangelio de hoy Jesús alude a esa idea que estaba en el ambiente y que también está en el profeta Miqueas (1 Reyes 22,17), por ejemplo.
Pero no es lo mismo decirlo, que hacerlo. En el evangelio de hoy se nos dice que Jesús y sus allegados estaban cansados, porque la multitud era grande y llevaban rato (se sobreentiende) atendiéndolos. "No tenían tiempo ni para comer," dice el evangelio. Por eso Jesús les dice que vayan todos en una barca a la otra orilla para alejarse de la multitud.
Nos podemos imaginar la multitud. Habría todo tipo de personas. Habría gente humilde y buena con fe y grandes necesidades. Pero también habría todo tipo de curiosos, con un interés superficial en ver a Jesús y sus discípulos. No debió ser fácil distinguir entre unos y otros.
Luego, estaría el interés de Jesús en instruir a sus allegados, en catequizarlos directamente. Eso puede explicar también que les haya instado a abandonar la multitud y huir en la barca al otro lado del lago.
Aquí encontramos al Jesús humano. No fue un superhombre. Fue igual que nosotros, hasta en el cansancio.
Entonces, cuando llegan a la otra orilla, encuentran que muchos se dieron cuenta de lo que hacía y salieron corriendo para recibirle al otro lado del lago. "Al desembarcar, Jesús vio una multitud y le dio lástima de ellos, porque andaban como ovejas sin pastor; y se puso a enseñarles con calma," nos dice el evangelio.
Así, Jesús nos dio el ejemplo de lo que es un pastor que se olvida de sí mismo para atender a los que le necesitan.
En el 2018 presenté unos apuntes sobre las lecturas de este domingo, que el lector puede ver pulsando aquí.
Comentarios