El que se crea que puede llegar a un estado espiritual en que ya no peque es un iluso. El que crea que los santos no pecaron está en la luna. Dadas las condiciones apropiadas podríamos serle infiel a Dios, pecar. Es como serle infiel a la esposa o el esposo. Hasta que no llega el momento de la verdadera tentación, uno nunca sabe. Es como los que se han dejado corromper por el dinero, o por la droga. Como los que han hecho carrera eclesiástica olvidándose que se supone que son pastores. Esto incluye a los reverendos y reverendas en denominaciones no católicas. Las condiciones apropiadas se dieron y algunos ni se enteraron de la bifurcación de los caminos. Tenemos hambre y eso es normal. Nos interesa que los demás tengan una opinión de nosotros y tenemos vanidad, eso es normal. Nos gusta tener poder y mandar, es normal. Es natural que, si pudiéramos, nos gustaría llegar a tener una vida de millonarios. Las tentaciones de Jesús en el desierto son parte de la c...
Carlos Ramos Mattei