El evangelio de hoy presenta imágenes del Reino de los cielos como en la parábola del que encontró un tesoro en el campo. En la primera lectura (1 Reyes 3,5.7-12) Dios le concede sabiduría a Salomón. Es la misma sabiduría que necesitamos nosotros para reconocer a Dios con nosotros. Con el salmo responsorial (salmo 119) cantamos versos expresando nuestra adhesión a la revelación de Dios en su Ley: "Más estimo yo la ley de tu boca que miles de monedas de oro y plata". Este es el tesoro escondido que veremos en el evangelio de hoy. Recordemos a Jesús cuando dijo, "No penséis que he venido a abolir la Ley y los Profetas. No he venido a abolir, sino a dar cumplimiento" (Mateo 5,17). En la segunda lectura continuamos la lectura de los pasados domingos, de la carta de San Pablo a los romanos (8,28-30). Dios nos ha llamado conforme a su plan (su designio), nos dice san Pablo, para que fuéramos glorificados junto a él. Este es el tesoro que descubrimos guiados por la ac...
Carlos Ramos Mattei