En el evangelio de hoy Jesús nos recuerda la vanidad de las riquezas En los domingos anteriores Jesús le dijo a Marta que una sola cosa es necesaria en esta vida y María había escogido la mejor parte. Tradicionalmente esto se ha interpretado en el sentido de la vida de oración contemplativa, al menos en los últimos quinientos años. El episodio del evangelio de hoy parece confirmar esto. Pero no hemos de concebir el ideal de la vida cristiana como la de un llegar a ser ángeles. Tampoco tenemos que engreírnos como los fariseos pensándonos mejores que los demás. La primera lectura de hoy está tomada del primer capítulo del Eclesiastés (Qohéleth). Comienza diciendo que todo es vanidad, ese afanarse por la sabiduría y la ciencia, tanto como afanarse por comer y beber, porque todo termina al final con la muerte. Para qué afanarse por los bienes y riquezas de este mundo, si al final todo desaparece, todo se pierde. Con el salmo responsorial (salmo 89) respondemos a la primera lect...
Carlos Ramos Mattei