En el evangelio de hoy Cristo nos llama a seguirlo incondicionalmente. Habla de los que se corrompen con las ambiciones y pasiones de “este mundo”: “¿De qué le servirá al hombre ganar el mundo entero si pierde su vida?” Jesús se refiere a los que se ciegan con las preocupaciones del dinero y de la ambición y eso les lleva a vivir un infierno en vida. Es fácil despreciar a los que se ciegan con el dinero y la ambición. Eso es lo que hacían los fariseos. En la medida que lo hagamos, estaremos siendo fariseos nosotros también. Es como despreciar a la mujer caída o a la mujer de vida libre, o al hombre de vida libre. Habrá más de un cristiano que adoptará la actitud de decir , “Qué ignorantes, qué débiles, qué frívolos”... o cosa por el estilo. Eso es lo mismo que hacían los fariseos y somos fariseos en la medida que lo podamos hacer nosotros también. Pero esa no fue la actitud de Jesús frente a la mujer pecadora. Luego, hay que entender las palabras de hoy en ese contexto. Y ...
Carlos Ramos Mattei